¿TE PASASTE COMIENDO? TRANQUILO, ESTO ES LO QUE DEBERÍAS HACER


A todos nos ha pasado. Un día te sientas a comer y, antes de darte cuenta, has acabado con más platos de los que habías planeado o te pasaste con ese postre irresistible que parecía mirarte directamente a los ojos. O tal vez comiste lo primero que encontraste porque el día fue un caos y no tuviste tiempo para pensar en opciones más saludables. En cualquier caso, la sensación de culpa aparece rápido y te preguntas: ”¿Qué hago ahora? ¿Cómo lo arreglo?”.
Primero, respira hondo. Lo peor que puedes hacer es intentar compensar lo que comiste saltándote comidas al día siguiente o comiendo mucho menos de lo habitual. Este es un error muy común, pero no solo no ayuda, sino que puede empeorar las cosas. Saltarse comidas o reducir drásticamente la cantidad de comida que consumes no va a “borrar” lo que comiste de más. Lo que realmente hace es enviar señales de alerta a tu cuerpo, poniéndolo en modo “ahorro de energía”, lo que significa que, cuando vuelvas a comer, será más probable que almacenes esa energía en forma de grasa. ¡Y todo por haber querido compensar algo que, en realidad, no es tan grave!.
Lo que realmente deberías hacer es muy simple: sigue tu rutina normal de comidas al día siguiente. No tienes que hacer nada extremo ni castigarte. La clave está en mantener un equilibrio a largo plazo, no en castigarte por un día en el que no comiste de la mejor manera. Comer es algo que hacemos todos los días, varias veces al día, y un exceso puntual no tiene un impacto real si, en general, mantienes hábitos saludables.
Además, si te saltas comidas para “reparar” lo de ayer, probablemente te sentirás más cansado, irritable y, lo peor, con hambre feroz más tarde. Y todos sabemos lo que eso significa: lo más probable es que acabes comiendo en exceso otra vez. Es un círculo vicioso que no te beneficia en nada. En lugar de eso, concéntrate en darle a tu cuerpo los nutrientes que necesita, incluso si ayer te pasaste un poco.
De hecho, estudios recientes han demostrado que esos deslices ocasionales no arruinan tu metabolismo ni afectan significativamente tu peso o salud a largo plazo. Un día de excesos no hace que pierdas todo el progreso, y tu cuerpo es mucho más inteligente de lo que crees. Tiene la capacidad de adaptarse a esos altibajos y equilibrar lo que comes a lo largo del tiempo (International Journal of Obesity, 2022).
Así que, si un día te pasas, lo mejor que puedes hacer es continuar con tus comidas regulares al día siguiente. En lugar de obsesionarte con las calorías o pensar en hacer una “dieta de emergencia”, céntrate en comer alimentos nutritivos que te hagan sentir bien. Incluye frutas, verduras, proteínas magras y carbohidratos saludables en tus comidas, y asegúrate de mantenerte hidratado. No hay necesidad de dramatizarlo ni de castigarte. Un día de excesos es solo eso: un día.
Recuerda, lo importante es la consistencia, no la perfección. Todos tenemos días en los que nos desviamos un poco del plan, y eso es completamente normal. Lo que cuenta es cómo manejas el día siguiente: con calma, sin culpas, y siguiendo con tu vida. No necesitas hacer nada radical ni forzarte a compensar de manera extrema. Al final, tu cuerpo y tu mente agradecerán más un enfoque equilibrado y amable que un castigo innecesario.
Así que, la próxima vez que sientas que te has pasado un poquito, solo sigue adelante. Disfruta de tu comida, vuelve a tus hábitos normales y recuerda que todo es parte de un equilibrio más grande. ¡Tú lo tienes bajo control!